¿Dónde han quedado las típicas tizas? Esos momentos en los que los alumnos nos enfrentábamos los unos con los otros porque queríamos salir a la pizarra a resolver el ejercicio.
¿Qué ha pasado con esos porta tizas tan atractivos para nosotros y que le hacían la vida imposible a nuestro profesor de matemáticas?
Ahora todo lo tenemos informatizado. Ahora las tizas se jubilan, y llegan nuevas herramientas para facilitar, o complicar, la vida de los maestros de siempre. Ahora tienen que renovarse e incluso, aprender de sus propios alumnos. La vida es un continuo cambio, pero ¿hasta qué punto es bueno ese cambio?
Todos estamos maravillados con la aparición de las nuevas tecnologías en nuestras vidas, yo personalmente debo confesar que no podría vivir sin ellas. Muy mal por mi parte. Pero ¿nos hemos planteado que de bueno tiene la aparición del ordenador, las videoconsolas, y demás aparatos y aparatejos en la vida de los alumnos?
Como docentes, debemos controlar la utilización de estas tecnologías en el aula pero por desgracia, no tenemos ese control en el hogar. La aparición de estos “juguetitos” tan atractivos para los niños, en muchas ocasiones los descentran de sus actividades principales. Está muy bien que los niños aprendan y se familiaricen con ellos, pero llega un punto en el que tenemos que ponerle cuidado y ver cómo el niño pide ayuda a gritos.
Por ello considero necesario que, tanto padres como profesores, reciban una atención y educación especializada para enfrentarse a estas tecnologías. Ambos deberían tener un control total y conocer qué páginas visitan sus alumnos e hijos, y mostrarle un apoyo total porque, como todos sabemos, los beneficios de las nuevas tecnologías puede convertirse en un arma de doble filo.
Nadia María Calles Peña
2º Ed. Infantil
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